Con el anuncio por parte del gobierno español ayer día 18 de retirar la mascarilla obligatoria en espacios públicos a partir del día 26, poco a poco se va recuperando la normalidad. La pandemia, y el confinamiento domiciliario correspondiente, han afectado a todos los sectores económicos imaginables. Uno de estos sectores, clave en el mundo empresarial (especialmente la industria tecnológica) fue el de los viajes de negocio y corporativos.
Se considera como viaje de negocio todo aquel desplazamiento que tenga como objetivo potenciar algún aspecto de la empresa, desde formar nuevas alianzas hasta explorar nuevas técnicas de trabajo. Un concepto vital a entender en el mundo de la empresa actual, incluyendo las PYMEs. Desde Braintrust, en el año 2019 se estimó una generación de 12.500 millones de euros gracias a este mercado. Además, es un sector que no para de crecer: hasta 2023, se estima un aumento del 50% de la demanda en comparación con los años anteriores. Aclaran también, que no se esperan unos niveles cercanos a la pre-pandemia hasta 2025 y un progresivo aumento durante la década siguiente.
Una inversión clave para el negocio
Si miramos los datos de la AEGVE (Asociación Española de Gestores de Viajes de Empresa), un 74% de los profesionales de este sector volvió a los viajes en el primer semestre de 2021. ¿La razón? Para muchos profesionales, las reuniones presenciales son clave para conseguir sus objetivos: muestra un gran compromiso por el desplazamiento y un interés en conocer de primera mano el negocio.
El papel que tienen los viajes de negocios para dinamizar la economía es ese precisamente: la capacidad de generar nuevos negocios que no son posibles de otra manera. El ritmo va a ir lentamente ascendiendo (como hemos señalado anteriormente) y, con suerte, reactivará múltiples de planos de la economía que beben de estos comerciales, ejecutivos y demás durante sus visitas. Todas estas perspectivas vienen señaladas desde distintos comités y asociaciones.
La sostenibilidad como principio
Sin embargo, algo en lo que también coinciden una gran parte de los expertos y estudios es el cambio de fórmula hacia un transporte sostenible. Con planes territoriales como España 2030 (o 2050) o los tratados internacionales, no es difícil imaginar (porque ya es una realidad) que acabe afectando a todos los transportes. Un ejemplo, que ya se empieza a fraguar, es el de los viajes por debajo de dos horas y media en avión: en países como España se planteará la alternativa del tren como transporte menos contaminante, e incluso se plantean subidas de precio para desincentivar su uso.
Teniendo en cuenta esto, cabe ver que muchos escépticos dudan de que todos estos «obstáculos» animen demasiado a los clientes potenciales. Más tiempo de espera, trabas logísticas y un posible aumento de los precios no incentivan precisamente a buscar viajes de negocio. Lo que sí anima es una mayor presencia digital en todas las industrias: más llamadas, reuniones y aplicaciones como sustitutivos de la presencialidad. Se puede considerar como una enorme ventaja para algunos sectores, pero que otros ya han avisado de las consecuencias que puede tener.
La tecnología como aliada
Los cambios de tendencia presentes tienen un integrador clave para mantener la experiencia tradicional de viaje lo más cercana posible: la tecnología. Termómetros, apps móviles, controles de seguridad, etc. Toda esta tecnología se va a ver ampliamente mejor integrada y capacitada para acelerar el paso, ya que este transporte, según algunos miembros del sector, puede verse retardado debido a tanto procedimiento.
Afortunadamente, esto provocará una mayor inversión (que no es que sea escasa en estos momentos) para facilitar la experiencia del cliente y el empleado. Es cuestión de tiempo que empecemos a ver nuevos adelantos que seguramente, nos vuelva a animar a viajar y explorar nuevas oportunidades internacionales. Los viajes, tanto de ocio como de negocio (o la fusión de ambos) están a la vuelta de esquina para muchos y no queda más que prepararse para tomar decisiones cuando nos toque.
