Puede que ahora podamos hacerlas en remoto, pero tenemos que seguir haciéndolas. Nos referimos a las entrevistas de trabajo. No puedes evitar tenerlas, y lo sabes. El problema es que nunca eres el único candidato para un puesto, especialmente si es un puesto para dirigir un equipo o departamento (A todos nos gusta dirigir). Por ello, te damos algunas claves para hacer frente a ese terror diurno que consideramos las entrevistas de trabajo, e incluso puede que llegues a disfrutar de ellas, tanto si son en persona como en una llamada desde la otra punta del mundo.

¿Por qué es tan importante causar una buena impresión?

En la mayoría de los casos, la única oportunidad que tendrás de mostrar tus capacidades será durante la entrevista. No es buena idea comunicarse demasiado con el entrevistador durante el proceso de selección: puede parecer excesivo o intenso, especialmente si el reclutador es una persona reservada. Una vez salgas por la puerta, puede que no vuelvas a tener otra oportunidad, así que es mejor aprovecharla.

Hay una clave muy importante en nuestra vida, y es una frase que seguramente hayas escuchado más de una vez: «No puedes cambiar una primera impresión». Todas las impresiones posteriores se verán «contaminadas» por ese primer contacto, por lo que debes procurar que esa primera opinión que tiene alguien, especialmente si ese alguien tiene las llaves para acceder a un trabajo, sea positiva.

¿Qué debo hacer antes de una entrevista de trabajo?

Para empezar, procura hacer estos pasos el día de antes para preparar tu entrevista:

• Practica tu presentación: como hemos dicho antes, no hay nada como una buena primera impresión. Antes de entrar en directo, practica con un amigo o compañero algunas preguntas estándar para coger el ritmo. Busca como presentarte a ti, tus conocimientos y tu personalidad de manera concisa y clara.
• Elimina el estrés: algunos nos resistimos a olvidar que en cualquier interacción profesional o social es muy importante mostrarse relajado y seguro de conocer lo que se está hablando. Por eso, intenta olvidarte un poco de la entrevista haciendo algo de ejercicio, yendo al cine o descansando en tu casa con música, por ejemplo. Haz todo lo posible por olvidar que tienes una entrevista al día siguiente: el tiempo para preocuparte de ello pasó mucho antes.
• Investiga un poco: lee con detenimiento la oferta de trabajo y busca información sobre la empresa. Si tu entrevistador aparece en la documentación, búscale en LinkedIn por si surge alguna oportunidad de mostrarte interesado en su rol. De esta manera, si decide preguntarte que cambiarías en la empresa/departamento, podrás dar una respuesta informada y educada, sin atacar el trabajo de tus futuros compañeros o predecesores.

¿Cómo actúo durante la entrevista?

Una vez llegues a la entrevista, no debes olvidar:

• Mostrarte seguro, pero sin excesos: es importante mostrarse como una persona segura, con confianza y colaborativa, especialmente si buscas un puesto directivo: alguien que haga a sus compañeros mejor y sea capaz de comunicar tanto los éxitos como los fracasos. No intentes presumir o parecer «superior». Al final del día, tú estás solicitando el trabajo y por tanto debes ser respetuoso con los que pueden ser tus compañeros.
• ¡Cuidado con las preguntas trampa!: los entrevistadores buscan captar partes de tu personalidad que normalmente dejas fuera de la entrevista (pero que acabarán notando cuando empieces a trabajar). Aquí te damos pistas para responder a las dos más comunes:
  • «Háblame de ti»: típica pregunta para observar tu nivel de confianza y tu capacidad de condensar y separar el mundo profesional del íntimo. La clave: Haz un resumen MUY breve de tu vida laboral, y concentra tu discurso en tus proyectos más recientes. Hazlo todo a modo de historia, para evitar que suene técnico y preparado.
  • «¿Cuáles son tus fortalezas?»: una pregunta muy básica para, de nuevo, apreciar cómo te describes a ti mismo. En lugar de hablar sobre las fortalezas que crees tener, prepara algunas recomendaciones breves de antiguos compañeros en este formato: «Mis compañeros/mis jefes/mis clientes siempre me decían que era muy bueno en esto y aquello«. Con dos o tres instancias será suficiente.
• Tutea al entrevistador, si te lo permite: una vez veas que hay un nivel de confianza en el entrevistador suficiente, sugiere que te llame por tu nombre. Si él te permite hacer lo mismo, tanto mejor. De esta manera la conversación será más distendida y le darás una pequeña muestra de cómo te desenvuelves socialmente en el puesto de trabajo. Si no te es posible hablar en esos términos, intenta mostrarte formal pero a la vez comunicativo y participativo.

¿Cómo termino la entrevista con buen pie?

Antes de abandonar la sala, recuerda siempre:

• Dar las gracias y despedirte: puede parecer algo muy obvio, pero es sorprendente lo que se nos puede llegar a olvidar con los nervios, incluso las mínimas cortesías. Intenta que no sea un escueto agradecimiento y despedida: agradece la oportunidad, comenta lo que más te ha gustado y consulta si puedes mantener sus contactos. Demostrarás unos modales excelentes y la posibilidad de colaborar en el futuro aún cuando no sea en la misma empresa.
• Envía un pequeño mensaje con tu CV o tus recomendaciones: somos conscientes de que hemos advertido sobre no comunicarte demasiado tras la entrevista, pero ésto no es lo mismo. Una vez haya pasado una ventana de tiempo aceptable (1-2 días), escribe un pequeño correo de seguimiento, reiterando tus agradecimientos por la oportunidad. Si crees que tu CV no ha pasado los filtros necesarios, adjúntalo junto a las recomendaciones que no comentaste durante la entrevista. Mostrarás un verdadero interés en el puesto y, a riesgo de sonar repetitivo, un gran nivel de cortesía.
• Conecta a través de RRSS: las redes sociales lo mueven todo en nuestro mundo actual. Incluso si tienes la sensación de que no vas a conseguir el puesto, comenta la posibilidad de seguir en contacto a través de RRSS y de esta manera, dejar una huella y la posibilidad de que tengan un pequeño seguimiento de tus avances laborales en el futuro. Quién sabe, puede que más adelante te puedan presentar una oferta mejor.