Estados Unidos ha sido uno de los países más azotados por la pandemia y, a la vez, uno de los que más ventajas y cambios ha sufrido a raíz de ello, tanto positivos como negativos. Por ejemplo, trajo consigo la derrota electoral del anterior presidente, Donald Trump, que era favorito para revalidar la presidencia, pero se vio lastrado por las consecuencias de la pandemia. Así llegó a la presidencia el veterano Joe Biden, que está teniendo que hacer frente a la gestión de un país en varias encrucijadas diplomáticas, sociales y económicas.
Una de las urgencias más importantes que está teniendo el país es el empleo. Concretamente, el cambio brutal que está aconteciendo en su mercado laboral en cuestión de dos años. Teletrabajo, cambios salariales, órdenes de vacunación,… No son pocos los retos a enfrentarse para empleador y empleado, y realmente no parece existir una respuesta única ni que vaya a acabar pronto. Este agosto, de hecho, se escribió un nuevo capítulo récord: 4,3 millones de estadounidenses (un 3% de la fuerza de trabajo de EEUU) abandonaron su trabajo durante el último mes de verano.
Los sectores más afectados
Por supuesto, nos podemos imaginar que no todos los negocios se han visto afectados de la misma manera. Ahora mismo hay sectores de la economía estancados debido a las restricciones o el cambio de modelo comercial acelerado por la pandemia. Según los datos del Departamento de Trabajo: las cifras más destacadas se dividen en éstas cuatro:
- 892000 trabajadores menos en restaurantes, bares y hoteles
- 721000 empleados abandonaron el sector del comercio
- 706000 cotizaciones cambiaron desde los servicios profesionales
- 534000 puestos vacantes nuevos en salud y asistencia social
No es ninguna casualidad que estos cuatro sean los puntos principales donde más empleo se ha perdido: en los dos primeros por el bajo rendimiento debido a las restricciones, y los dos siguientes han visto cómo su trabajo se ha multiplicado a cotas jamás vistas. En ambos casos, el estrés de los trabajadores es claramente visible: afirman sentirse «desprotegidos» y sin ningún tipo de solución a los problemas que deben hacer frente.
¿Qué medidas se pueden tomar?
Esa es la pregunta del millón ahora mismo en la mente de muchos. Según los expertos, los trabajadores cuentan con más fuerza: saben que los trabajos no escasean, y que las empresas empiezan a estar desesperadas. Cada puesto que no se complete significa perder productividad, trabajo e incluso bonificaciones fiscales.
En este momento, avisan de que no les queda otra opción a los empresarios que mejorar las condiciones y los puestos. Algo que, según las PYMEs, es totalmente inviable para ellas y que lo único que incentiva es el crecimiento de las grandes empresas, capaces de hacer frente a esas exigencias. Ellos tienen que lidiar con subidas de impuestos inasumibles para mantener los beneficios necesarios, y los gobiernos estatales siguen sin ofrecer respuestas a este problema tratando de resolver los problemas derivados de la pandemia.
Otro de los puntos a resaltar especialmente es la vacunación. Y es que EEUU es uno de los lugares donde la vacunación no ha calado tanto como se esperaba. La población media se muestra muy reticente a vacunarse por temor a efectos secundarios, negacionismo o utilidad, entre otros motivos. En algunos casos, la vacunación obligatoria instaurada en algunas administraciones públicas y privadas sólo ha llevado a una oleada de dimisiones y abandono que los expertos apuntan «no es ninguna casualidad» si miramos las cifras.
¿Un cambio de mentalidad?
El ciudadano norteamericano medio varía mucho dependiendo de la zona de la que provenga. En un país tan grande, es imposible que un ciudadano de la costa este tenga una actitud idéntica a uno de la costa oeste. Sin embargo, comparten más mentalidades de las que les gustaría admitir.
Los estadounidenses son gente acostumbrada a tener que salirse de su zona de confort para buscar nuevas oportunidades. Muchos de ellos abandonan hasta su propio estado a los 18 para estudiar en la universidad. Y durante las últimas décadas del siglo pasado, era bastante común moverse a las grandes ciudades donde comenzaban a aflorar las oportunidades (de manera similar al fenómeno de la «España vaciada»).
Sin embargo, esa tendencia parece estar cambiando en los últimos años. En 2016, se reportó un registro histórico a la baja de mudanzas durante el año. Se estima que en este momento cerca de un 70% de los norteamericanos viven cerca de su lugar de origen. La razón más común (un 50% de las respuestas) fue la cercanía con los seres queridos, seguido de la familiaridad y la comodidad del entorno. ¿Puede esto indicar un estancamiento de la población?
