Se considera como nómada digital toda persona o trabajador capaz de realizar su trabajo fuera de los límites físicos tradicionales de la oficina. Mientras tengan una conexión a internet y una solución de llamada, con acceso a todas las herramientas (apps, archivos, …) necesarias, serán capaces de realizar su trabajo sea cual sea. Esto hace al trabajador capaz de vivir en cualquier rincón del planeta y organizar con más libertad sus horarios. Por ello, el nomadismo digital, más que una forma de trabajo, se empieza a perfilar y vender como un estilo de vida.
En este artículo vamos a explorar los nuevos elementos a considerar sobre el nuevo boom que ha supuesto la pandemia para el nomadismo digital. Un término que seguro que muchos no conocen, pero que podemos garantizar no es una técnica que haya surgido en el último año.
Una práctica poco novedosa
Como acabamos de mencionar, nomadismo digital, aunque suene como algo futurista o reciente (y muchos lo creen así), en realidad lleva en práctica muchos años, especialmente en el sector de las ventas y el informático. Muchas grandes empresas contaba con empleados externos entre su plantel, a los que asignaban un área concreta, como por ejemplo Europa, o una tarea específica de la infraestreuctura IT. Desde ahí, el empleado podía elegir su residencia, y la empresa solo se tenía que hacer cargo de los costes asociados al trabajo: telefonía, viajes,…
Una de las primeras menciones reconocidas sobre el formato fue en el libro Digital Nomads, de Makimoto y Manners. En el texto, los autores exploraban como la tecnología del momento y su evolución, unido a un creciente interés de los empleados por viajar y buscar un clima favorable, permitirían a muchos abandonar las oficinas y trabajar desde donde les plazca. 24 años después, podemos ver que no les faltaban razones para pensar así.

Esto ayudaba a la empresa a expandir su capacidad y alcance de venta sin tener más que un pequeño despacho para gestiones mínimas. Abrir sucursales con una oficina a tiempo completo es un proceso caro, extenso y que requiere de muchos estudios. Esta práctica, a modo de prueba piloto, te permite observar la auténtica necesidad de abrir una de ellas o si, en el caso contrario, solo necesitas algunos agentes remotos para atender a tus clientes.
Atraer nómadas digitales
Si os habéis fijado, en el primer párrafo hemos usado «vender» para referirnos al cambio de concepto sobre el nomadismo digital. Y es que, ciertamente, muchísimas estructuras del planeta, desde pequeñas empresas hasta países enteros, están haciendo todo lo posible por atraer nómadas digitales a su territorio.
En terreno español, Lanzarote ha ampliado mucho su oferta, incluyendo planes urbanísticos y subvenciones, para intentar captar «remote workers», con un éxito notable. Internacionalmente, algunos países como Indonesia han construido auténticos complejos residenciales, mientras que otros como Argentina ha activado un visado especial y convenios con grandes marcas hoteleras en ciudades como Buenos Aires, todo con la esperanza de llevarse el mayor número de trabajadores remotos posibles, especialmente de temporada.

¿Por qué? Existen muchas ventajas en contar con trabajadores de este tipo en tu entorno: no suelen obstaculizar el tráfico entre semana, gestionan muchos aspectos de manera digital, emplean más tiempo libre fuera de casa para compensar el tiempo de trabajo doméstico, suelen tener salarios altos y pocos gastos,… Son beneficiosos para cualquier ciudad y por ello se va a convertir en un hábito de muchas diseñar zonas específicas para ellos (si no es que lo hayan hecho ya).
Una oferta cada vez más atractiva y sencilla
Para muchos, no es la primera vez que escuchamos sobre las ventajas que implica este tipo de trabajo. Más de uno habrá leído alguna oferta de empleo de este formato en los últimos meses. Día tras día, más empresas se muestran dispuestas a tener teletrabajadores, y el siguiente paso es el nomadismo digital. Con cambios como adaptarse a la nube, generar un Hub central e integrar las llamadas, muchas pueden empezar a flexibilizar y expandir su capital humano. Es difícil para algunos imaginarse su trabajo fuera de la oficina, pero en cuestión de años tal vez esa palabra nos suene extraña.