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¿Tu cerebro sigue de vacaciones?

¿Tu cerebro sigue de vacaciones?

¿Tu cerebro sigue de vacaciones?

Hay muchas razones por las que podrías tener dificultades para hacer tu trabajo después de las vacaciones. Antes de pasar a medidas, digamos, drásticas para volver a rendir, quizás sería interesante saber qué es lo que te está pasando y qué es lo primero que debemos atajar. ¿Tu cerebro sigue de vacaciones?

Las vacaciones son una parte importante del año laboral. Tomarnos un tiempo para relajarnos, reflexionar y recargar energías tiene varios beneficios. Sin embargo, hay ocasiones en las que las vacaciones terminan pero tu motivación para volver al trabajo no llega. Si trabajas de forma remota, puede ser particularmente difícil volver a la rutina. No estás cerca de otras personas en tu misma situación o que han trabajado durante tu ausencia.

Hay muchas razones por las que podrías tener dificultades para hacer tu trabajo después de las vacaciones. Vamos con tres razones comunes por las que quizás nos cueste más volver a trabajar bien.

¿Tu cerebro sigue de vacaciones?

La montaña PARECE demasiado alta para escalarla

Las vacaciones te sacan de la oficina y esto crea una distancia física y mental de tu trabajo. Muchas investigaciones sugieren que cuanto más distante estás de algo, más abstractamente piensas en ello.

Cuando se trata del trabajo, la distancia es un arma de doble filo. Puede ayudarnos a pensar en nuestras prioridades, pero también puede hacer que el volumen total de lo que tienes que lograr parezca insuperable. Si tienes un gran proyecto que completar, es posible que resulte difícil vislumbrar cómo llegaremos a completarlo. Esa sensación de que un proyecto no se puede hacer, te paraliza. Si creemos que es imposible realizar esa tarea, es probable que no reunamos la energía suficiente para trabajar en ella.

¿Tu cerebro sigue de vacaciones?

Esto significa que debes convertir la tarea abstracta en pasos específicos que puedas completar. Vuelve a tu lista de tareas pendientes y dedica un tiempo específico para abordar partes de ella. Obtén algunos consejos de otras personas que han tenido éxito en proyectos similares si es necesario.

Nada parece tan importante

Una segunda cosa que hacen las vacaciones es cambiar la perspectiva de tu vida diaria. Tu compromiso con las tareas depende de la energía que pongamos detrás de ellas. Cuando entramos en la rutina de ir al trabajo y hacer lo siguiente (asistir a reuniones, marcar elementos de la lista de tareas, atender a solicitudes…) la jornada laboral pasa rápido. Después le sigue un tiempo en casa que también puede ser una confusión de responsabilidades familiares, tareas domésticas… No tienes mucho tiempo cada día para concentrarte en el impacto acumulado del trabajo que estás haciendo o para pensar en otras formas en las que podrías emplear este tiempo.

¿Tu cerebro sigue de vacaciones?

Cuando nos vamos de vacaciones, ponemos en orden nuestras prioridades. Lo más probable es que pases algún tiempo con tu familia y/o amigos y te vuelvas a conectar con otras pasiones como viajar, hacer ejercicio o leer.

Después, cuando vuelves al centro de trabajo, debes convencerte de que lo que estás haciendo vuelve a merecer la pena y ser importante.

Muchas investigaciones sugieren que cuando sientes que tu trabajo tiene un propósito más amplio, sientes una mayor satisfacción con las tareas que realizas.

Estás atrapado en una rutina

Incluso si crees profundamente en la misión detrás del trabajo que estás haciendo, es posible que aún tengas problemas para volver a la concentración necesaria. Puede ser que simplemente estés aburrido del conjunto de tareas que estás haciendo.

Trabajar en conceptos como el flujo sugiere que las personas están más comprometidas con su trabajo cuando están trabajando justo al límite de lo que son capaces de hacer. Aquí cada acción tiene éxito y conduce naturalmente a la siguiente. Si no tienes esa sensación de compromiso diario, es posible que el trabajo en el que nos encontremos ya no sea un desafío para nosotros.

El objetivo de esto es abordar los factores a corto y largo plazo que debilitan tu impulso. Al tener próximos pasos concretos que se sientan conectados con una misión clave, maximizas tu motivación para realizar el trabajo. Al pensar en la próxima generación de habilidades que necesitamos adquirir, también nos ayudamos a mantener esa motivación a largo plazo.

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