En marzo de 2021, una obra llamada «Everydays: The First 500 Days» se vendió por la friolera de 69 millones de dólares en la casa de subastas de Christie’s. No es raro ver ventas de arte de tantas cifras. Sin embargo, esta recibió mucha atención porque la pieza se vendió como un token no fungible (NFT). NFTs: Qué son, y por qué forman ya parte de la cultura pop. Vamos a intentar ver qué es lo que dicen sus defensores acerca de qué son y para qué sirven los NFT.
Estos NFT, a grandes rasgos, son un registro electrónico que corresponde a una imagen que vive completamente en el mundo digital. Dicho de otra manera: alguien pagó unos 70 millones de dólares por una imagen de internet que todos, sin excepción, podemos tener (no así el «link» que se genera y que es lo que se vende, claro).
Desde entonces, los NFT han comenzado a impregnar la cultura pop de varias formas. Han salido en Satuday Night Live y los han abrazado celebridades como Snoop Dogg o Stephen Curry de la NBA. Ahora hay cientos de millones de dólares en ventas de NFT cada semana a través de sus propios mercados.
NFTs: Qué son, y por qué forman ya parte de la cultura pop
Sin embargo, a la vez que ocurre esto, muchas personas se preguntan cómo los tokens de Internet podrían valer dinero. Especialmente esto se pregunta cuando muchos de ellos simplemente presentan una «propiedad» (que, con nuestro derecho en la mano, no existe) de una imagen o una animación de la red.
Es fácil ver por qué los NFT inspiran tanto entusiasmo como escepticismo. Son una clase de activos totalmente nueva y no vemos que aparezcan nuevas clases de activos todas las semanas.
Los NFT como herramienta para el diseño de mercados
Estos tokens han cambiado fundamentalmente el mercado de activos digitales (o eso están intentando). Históricamente, no había forma de separar al «propietario» de una obra de arte digital de alguien que acababa de guardar una copia en su escritorio. Los mercados no pueden operar sin derechos de propiedad. Antes de comprar algo, hay que saber a quién pertenece ese algo. Las NFT resuelven este problema, en principio, dando a las partes algo que puedan acordar y que represente la propiedad. Al hacerlo, permiten construir mercados en torno a nuevos tipos de transacciones.
Como sugiere su nombre de «token no fungible», cada NFT es un elemento digital único. Se almacenan en libros de contabilidad digitales de cara al público en forma de blockchains (sí, como las criptomonedas). Esto significa que es posible demostrar quién posee un NFT determinado en cualquier momento y rastrear el historial de propiedad anterior. Además, es muy sencillo transferir un NFT de una persona a otra, al igual que un banco puede mover dinero entre cuentas. Debido a que los NFT son fáciles de certificar y transferir (en principio), podemos usarlos para crear mercados en una variedad de productos diferentes.
Sin embargo, los NFT no sólo proporcionan una especie de «escritura» digital. Debido a que las cadenas de bloques son programables, es posible dotar a los NFT con características que les permitan expandir su propósito con el tiempo. Incluso permiten brindar una utilidad directa a sus titulares. En pocas palabras y en teoría, un NFT puede hacer cosas o dejar que su propietario haga cosas, tanto en los espacios digitales como en el mundo físico.
Uno de los puntos fuertes que los defensores de los NFT sacan a la palestra es que pueden funcionar como tarjetas de membresía «premium». Brindarían acceso a eventos, mercancía exclusiva y descuentos especiales, además de servir como claves digitales para ciertos espacios online. En estos, los «propietarios» pueden interactuar entre ellos.
En resumidas cuentas, ser propietario de un NFT te hace ser un inversor. Pero también te permite ser un miembro de un club, un accionista de una marca y un participante en un programa de lealtad. Todo esto significa que los mercados basados en NFT pueden emerger y ganar tracción rápidamente. Pueden hacerlo especialmente en relación con otros cryptoproductos.
El advenimiento de los ecosistemas NFT
A medida que van surgiendo mercados en torno a los NFT, los creadores aprovechan sus posibilidad de distintas formas.
El ejemplo más conocido es ese supuesto mercado de arte digital que hemos descrito anteriormente. Sin embargo, lo más reciente es un modelo de construcción activa de ecosistemas en torno a propiedades nativas de NFT. Esto nos lleva a organizaciones novedosas desarrolladas íntegramente dentro del espacio NFT. Estos productos comienzan con una serie de NFT, sin embargo, proyectan una hoja de ruta según la cual los titulares del NFT obtienen acceso a una gama cada vez mayor de productos, actividades y experiencias. Los ingresos de las ventas iniciales y posteriores de NFT retroalimentan la marca, respaldando proyectos cada vez más ambiciosos.
Habrá que ver cómo sigue evolucionando este mercado. Por el momento y lo que tenemos en la realidad es un montón de famosos o personajes de Internet que dicen que los NFT son el futuro, ofertando los suyos propios con un propósito que, insisto, de momento es totalmente especulativo. Éramos muchos los que allá por 2015 nos reíamos de eso del Bitcoin y ahora nos llevamos las manos a la cabeza por no haber invertido en eso (vemos aquí el <único> tinte especulativo que, por el momento, sigue teniendo a día de hoy el Bitcoin). Veremos si con los NFT ocurre lo mismo y realmente son «el futuro» como nos están mostrando quienes los defienden.