La frontera de Rusia y Ucrania está viviendo uno de los momentos más tensos de la historia reciente. En ella, Rusia ha acumulado al menos el 70% de la capacidad militar que necesita para invadir a su vecino. Esto es lo que dijo el gobierno de EE.UU. el pasado fin de semana. El temor de Europa ante un corte del suministro ruso.
Lo anterior significa que, en palabras del asesor de seguridad nacional Jake Sullivan, un movimiento hacia Ucrania «podría ocurrir cualquier día, mañana o quizás en unas semanas».
Estados Unidos ha estimado que la guerra podría dejar 50.000 civiles muertos o heridos. También ha estimado unos 25.000 soldados ucranianos muertos y millones de refugiados por toda Europa.
El temor de Europa ante un corte del suministro ruso
Entre los escenarios que mantienen despiertos a los líderes mundiales, está la posibilidad de que Rusia corte el suministro energético a Europa.
Esto se desarrollaría de la siguiente forma. Si Rusia invade, EE.UU. ha prometido desatar «la madre de todas las sanciones» contra el país. Rusia, en represalia, podría contrarrestar con su propio veto madre: retener los envíos de gas a Europa.

Esto no sería nada bueno, dado que Europa tiene una grandísima dependencia de la energía rusa.
Rusia suministra alrededor del 33% del gas natural de Europa y más del 25% de sus importaciones de petróleo crudo. Alemania, en un ejemplo extremo, depende de Rusia para más de la mitad de su gas natural. Poner a Europa en una posición aún más vulnerable es el hecho de que los consumidores ya están siendo presionados por los precios récord de la energía. 22 millones de hogares en Gran Bretaña verán aumentar sus facturas de gas y electricidad un 54% en abril.
¿Qué se puede hacer? Pues no mucho, la verdad. Una esperanza es que Rusia no corte todos los envíos de gas. Porque esta medida podría ser tan perjudicial para su propia economía como para Europa. Aún así, Europa está explorando importar más gas de otros países en caso de que Rusia cierre el grifo.