Flex, el tercer fabricante del mundo de chips, cree que la escasez de estos componentes durará, por lo menos, hasta 2023. Todos quieren evitar el «chipaggedon». Este fenómeno está obligando a fabricantes de automóviles y de equipos informáticos a reformar sus cadenas de suministro y a tener un control del stock sin precedentes.
La pandemia del COVID-19 interrumpió las fábricas de chips (entre otras muchas, claro). A su vez, los propios confinamientos dispararon las ventas de equipos electrónicos e informáticos como los ordenadores. La gente comenzó a tele trabajar y los estudiantes a tener clases virtuales. En muchos de estos casos, las familias no estaban preparadas para hacer frente a este fenómeno y las ventas comenzaron a crecer a un ritmo exponencial. Además de las familias que compraron equipos, también hay que sumar que este año ha habido un «segundo boom» de la minería de criptomonedas, lo que hace que aún haya menos stock del que debería haber. Esto creó la «tormenta perfecta» que mantiene aún a día de hoy en vilo sobre todo a los fabricantes de automóviles y de equipos electrónicos.
A estas desdichas hay que sumar el bloqueo de varios días del Canal de Suez el pasado mes de marzo. También la tormenta de frío y nieve en Texas o el reciente incendio de una gran fábrica de chips en Japón. Todo ello junto, contribuye a que a día de hoy, sea prácticamente imposible encontrar (por ejemplo) una tarjeta gráfica a un precio de venta «normal». Esto es sólo del lado del consumidor final que solo quiere esa pieza para su único ordenador. Ahora pensemos en esto a gran escala y hablando de fábricas como las de Ford.
Todos quieren evitar el «chipaggedon»
La empresa de la que hablamos, que cotiza en Wall Street y tiene sucursales en 30 países de todo el mundo, fabrica para distintas marcas líder. Algunos ejemplos de ellas serían Ford, Dyson, Ocado o HP.
Lynn Torrel, directora de compras y cadena de suministro de la compañía, afirmó que sus proveedores de semiconductores habían vuelto a retrasar la previsión de cuándo finalizará la escasez. «Con una demanda tan fuerte, la expectativa es de mediados a finales de 2022 dependiendo del producto básico. Algunos esperan que la escasez se prolongue hasta 2023«.

Paradójicamente, un incremento en las tasas de vacunación, podría ser la solución a este problema según el CEO de Flex. «El panorama podría mejorar si los consumidores comenzasen a derivar más gasto hacia los servicios y menos hacia los productos de electrónicos de consumo una vez que la «normalidad» vaya siendo mayor».
Bosch también se une a la batalla
Otro ejemplo de empresa que se hace eco del problema es Bosch. La empresa destinará unos mil millones de euros a la creación de una fábrica de chips propia.
La planta se situará en Dresde (Alemania) y se inaugurará en un momento en el que la industria del automóvil, como decíamos, se encuentra fuertemente afectada por la escasez de chips.

Esta planta aumentará la capacidad de Bosch para servir directamente a los fabricantes de automóviles, dependiendo así menos de terceros. «Cada chip que fabricamos aquí en Dresde es un chip menos que falta». Esto lo señaló Harald Kroeger, miembro de la junta directiva de la compañía.
En esta planta se fabricarán chips de gestión de la energía y circuitos integrados de aplicación específica diseñados para realizar una única tarea, como la activación del sistema de frenado automático del coche, por ejemplo. Sin embargo, esta planta no se podrá hacer cargo de la escasez de productos como microcontroladores.
Kroeger afirmó que Bosch apoya que Bruselas realice un impulso estratégico más amplio para reactivar la industria europea de semiconductores. De hecho, la Comisión presentó recientemente un plan con el objetivo de duplicar la cuota de la región en la producción mundial de chips hasta en un 20% en 2030.